EL HECHICERO
CPC Francisco Sanjinez Calderón
Consultores Auditores Calderón & Asociados SRL.
Email: panchogrupo@hotmail.com
Continuando
con la saga de el libro de AYN RAND el
nuevo intelectual, esta vez le toca al tristemente celebre HECHICERO.
El hechicero
está presente principalmente en sociedades arcaicas, aunque muchas comunidades
en la actualidad todavía presentan esta figura encargada de realizar dichas
tareas, especialmente en tribus o pueblos atrasados, alejados de la ciencia y
el desarrollo. Es un individuo al que se le atribuye la
capacidad de modificar la realidad o la percepción colectiva. Es por esto que en momentos de crisis toda la
confianza recaía en el hechicero, pudiendo llegar a alcanzar un poder
ilimitado, depositándose en él todas las esperanzas de salvación. Esta fama
hacía que se refuerce aun más el aplome del hechicero. Sin embargo, todos sus éxitos podían verse
empapados por el orgullo, incidentes o abusos del hechicero, lo que llevaría a
la venganza de su gente, que lo acosará e incluso matarán. El ser humano al no
encontrar respuestas a fenómenos que van más allá de
sus percepciones sensoriales, tiende a la necesidad de crear mitos, leyendas y
a la adoración de ídolos. Si recordamos
a los incas adoraron al sol y la tierra por los beneficios que ellos recibían en la producción alimentaria. Y este fenómeno se
repite en todos los pueblos.
Un hechicero está
motivado por la necesidad de impresionar, de engañar, de adular, de mentir, de
forzar la omnipotente consciencia de otros. “Ellos” son su única
clave a la realidad, él siente que no puede existir salvo dominando el
misterioso poder de los demás y extorsionando su
inexplicable consentimiento. “Ellos” son su único
medio de percepción y, como
un ciego que depende de la vista de un perro, siente que tiene que amarrarlos para poder vivir. Controlar la
consciencia de otros se torna su única pasión; la
ambición por el poder es un hierbajo
que sólo crece en las desérticas
parcelas de una mente abandonada.
Sólo tres breves períodos de la historia fueron culturalmente
dominados por una filosofía de la razón: la antigua Grecia, el Renacimiento, el
siglo XIX. Estos tres períodos fueron la
fuente del mayor progreso de la humanidad en todos los ámbitos de logro
intelectual – y las épocas de mayor libertad política. El resto de la historia
humana fue dominado por hechiceros de un tipo u otro, es decir: la creencia de
que la mente del hombre es impotente, que la razón es inútil o mala, o las dos
cosas, y que el hombre debe ser guiado por algún tipo de “instinto, emoción, intuición o revelación irracional, o
por algún tipo de fe ciega e infundada”.
Todos los siglos dominados por el hechicero fueron épocas de tiranía
política y esclavitud, de un régimen por la fuerza bruta – desde la barbarie
primitiva de la jungla, a los Faraones
de Egipto – a los emperadores de Roma – al feudalismo del Oscurantismo y la
Edad Media – a las monarquías absolutas de Europa – a las dictaduras modernas y
todas sus réplicas secundarias. Como la vida es corta, es necesaria la
información histórica de acontecimientos para no repetirlo.
“Cuídate del hombre desnudo que te ofrece
su camisa”
Harvey Mackay